La alegría de tener un hijo podría no ser tan real. Aunque padres y madres hablen de lo lindo que es tener a sus bebés, un estudio confirma que la paternidad/maternidad puede significar una pérdida de la felicidad.

El impacto negativo podría ser tan fuerte que para muchos es peor que separarse de la pareja, quedarse sin trabajo y atravesar la muerte de un ser querido. Así lo aseguró un estudio del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica en Alemania y la Universidad del Occidental de Ontario, Canadá.

Basados en el ‘Reporte de satisfacción con la vida’, un documento que cada año completan unos 20 mil alemanes y donde califican de 1 a 10 su satisfacción con la vida, los investigadores de las dos entidades concluyeron varias cosas:

1. La mayoría de parejas era feliz cuando aún no tenían hijos

2. En los meses anteriores al nacimiento de su primogénito su satisfacción con la vida aumentaba debido a la espera del bebé

3. Sólo el 30% mantuvo ese mismo estado después del estado, pero el restante 70% aseguró que su felicidad bajó varias escalas durante el primer y segundo año de nacimiento del bebé

La medida que se usa para este tipo de estudios se llama «la unidad de la felicidad» donde 0 es la neutralidad. Generalmente las cifras de felicidad varían entre 0 y -0.6 en situaciones «normales» de tristeza como por ejemplo quedar desempleado, y llegar a un máximo de -1 en escenarios más graves como la muerte de un familiar. Pues ser padres sobrepasó esa medida llegando al -1.6 en las unidades de felicidad.

El estudio señala que la consecuencia de las experiencias negativas fue que muchos de los padres se negaron a tener más hijos después del primero.