A la caridad antes se le consideraba una de las tres virtudes teologales, ahora a esos aspectos se les llama valores. Pese a eso, la caridad cada vez más se sume en el olvido por culpa del mundo egoísta y avaro. Además quienes menos quieren ayudar, se escudan en un montón de excusas. Otras personas se creen muy caritativas simplemente porque dan de lo que les estorba sin que eso represente un verdadero sacrificio.

Recordemos el pasaje del Nuevo Testamento de una viuda que dió al templo la última moneda que tenía, por eso Jesucristo dijo que ella había sido la que había dado más que los ricos, pues daban de lo que les sobraba.

En el Antiguo Testamento (1º Reyes 17.8-13) también se habla de la viuda de Sarepta que solo tenía un poco de harina y aceite para ella y su hijo, pero después de que se comieran esos alimentos solo les esperaba la muerte, dado que en el país había gran sequía. Pero llegó el profeta Elías donde la viuda, y le pidió un poco de agua y un pedazo de pan.
La viuda pese a su miseria, aceptó el pedido de Elías, entonces él la bendijo y le prometió que nunca se acabaría en la casa de la viuda la harina y el aceite hasta el día en que el Señor hiciera llover sobre la tierra.

Hay gente que se queja porque en tal o cual negocio han tenido grandes pérdidas económicas, visto disminuidos sus ingresos, han sufrido robos, asaltos y secuestros, han perdido un buen empleo o enfermado gravemente y han debido gastar mucho dinero en tratamientos médicos.

Sin embargo es muy posible que en la mayoría de tales casos, esas personas son mezquinas, aun en sus épocas de éxitos o bonanzas, o acaso especulan en los negocios, realizan actos fraudulentos, entre otras cosas.

Y es que lo malo y lo bueno se paga y de forma multiplicada, por eso quien da a manos llenas, recibe a manos llenas tarde o temprano, y quien da con mezquindad, recibe con mezquindad. En cambio, cuando al dar algo nos volvemos realmente más pobres, eso quizás nos hará más ricos en el cielo.

De todas formas qué nos cuesta ser generosos, si Dios en todo el año nos ha regalado el don de la vida, de poder ver, oír, caminar, movilizarnos a nuestro trabajo, lugar de estudio, diligencias varias y nos ha librado de peligros de muerte.

Además, Jesucristo demostró que Dios es misericordioso y caritativo cuando dijo: Si ustedes que son malos saben dar cosas buenas a sus hijos, cuantas cosas más no les dará el Padre que está en el cielo.

Por: Osvaldo Corrales Jiménez 
Comentarista de temas cotidianos