Son muchas las denuncias y quejas sobre el actual Sistema General de Seguridad Social en Colombia, tema que fue puesto en discusión este fin de semana por varios profesionales entre los que se encontraba la abogada, periodista y experta en familia y salud SHIRLEY BAILEY OLIVO, quienes reclaman del gobierno nacional solución y recuperación de los dineros que las EPS utilizaron de la Unidad de Pago por Capitación para actividades diferentes a la atención de servicios de salud, lo que no permitió el pago a las instituciones de salud y demás proveedores, permitiendo que la salud colapsara, sobre todo el régimen subsidiado, por el marco de la población de extrema pobreza y considerando los ajustes fiscales que realiza el estado parece difícil financiar la cobertura y la decisión tomada por la Supersalud, fue la de intervenir a las entidades, sin que a la fecha, ni se haya recuperado el dinero robado, ni los resultados de las investigaciones, poco se ha dicho de los hallazgos de una serie de “venas rotas” en el Estado donde la corrupción campea, en el sector de la salud; caso del Sisbén colmado de falsos beneficiarios: de 50 millones de habitantes, hay 39,2 millones de inscritos en este sistema de subsidios que deberían ser sólo para los colombianos más pobres; una serie de hospitales públicos, que en conjunto suman un desfalco desproporcionado, sin incluir ahí los multimillonarios recobros al sistema Fosyga.
Se habla de sobornos, corrupción y múltiples irregularidades dentro de las instituciones que hacen parte del sistema que son objeto de investigación por parte de las autoridades competentes, por ejemplo se han descubierto numerosos casos en que los directivos de las EPS privadas, a la hora de escoger hospitales para contratar servicios, lo hacen con aquellos que son de sus amigos, de sus familiares o de sí mismos. Fundan clínicas solo con ese propósito. Se ha comprobado que su calidad es inferior al promedio, porque no están hechas para salvar vidas, sino para ganar plata.
Pero aquí no hay un gobernante que ponga el grito en el cielo y los meta en cintura, ni hay un juez que, los meta en la cárcel. Lo que es peor, no hay veedores que protesten seriamente en nombre de la salud colectiva. Al Presidente de la República, por su parte, se le llena la boca anunciando nuevas reformitas del sistema, engañosas pastillas de ibuprofeno, como si ese dolor aguantara un remedio más.
La corrupción y el desorden, que es su principal cómplice, comienzan desde el principio. El sistema colombiano de salud no tiene una base de información unitaria, sino dos: una para las personas que pagan su contribución y otra para quienes reciben subsidios del Estado. El caos es de tales proporciones que hay duplicidad de usuarios y se cobra por atender a personas que ni siquiera existen.
La implementación de la Ley 100 de 1993 que reemplazó el Sistema Nacional de Salud por el Sistema General de Seguridad Social en Salud en Colombia, dio lugar a diversas transformaciones en la forma cómo los individuos se relacionan con las instituciones estatales para acceder al servicio. La corriente de Álvaro Uribe Vélez, estuvo presente a lo largo de las discusiones y tuvo su eco en el resultado final de la reforma, que implicó que la prestación del servicio de salud se haya convertido en un proceso en el que siempre hay un intermediario aun cuando el Estado colombiano constitucionalmente, asume la responsabilidad en la prestación del servicio.
La crisis del sistema de salud Colombiano se ha venido evidenciando desde hace varios años. Prueba de ello es el incremento acelerado de las tutelas interpuestas por los usuarios para acceder a servicios de salud. Las tutelas presentadas corresponden a servicios médicos que ya están reconocidos a los usuarios en el Plan Obligatorio de Salud, llama la atención las graves fallas en los órganos de control y protección del derecho a la salud, tales como, Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud, la Comisión de Regulación de la Salud y el Ministerio de Salud, que han detectado omisiones de los entes de vigilancia del sector, como la Superintendencia de Salud sin que al día de hoy muestre resultados contundentes. COLAPSÓ LA SALUD EN COLOMBIA.
Por: William Hundelhausen Carretero
Presidente Nacional APIC