La lluvia caía en el rostro de Lucas confundiéndose entre sus lágrimas, estaban sepultando a su amada Celina.

Habían planeado casarse y ahora el dolor de perderla más el recuerdo de ella que se le revelaba en ese instante, lo estaba ahogando en un sufrimiento. El destino les había hecho una mala jugada.

Los días ya estaban transcurriendo para Lucas, quien aún no se reponía de su tragedia, tenía descuidado su trabajo y casi no comía, el insomnio por las noches se había convertido en su aliado, todos los días ya eran igual para él.

Una tarde al salir de su trabajo, Lucas decidió dejar su coche e irse caminando.

Cuando una mujer con aspecto de vestimenta extraña, lo detuvo, ella lo vio fijamente a sus ojos y le dijo:

— Tú, puedes acabar con tu dolor si así lo deseas.

Lucas confundido titubeante le preguntó:

— ¿Cómo sabes de mi dolor?

— Yo soy el ángel del sueño. —le respondió ella y continuó con su respuesta. — Y puedo llevarte a ver a tu amada Celina, si así lo deseas.

– ¡Sí, así lo deseo! — apresurado respondió él sin dudarlo.

Entonces, Lucas cayó en un profundo sueño y empezó a ver cómo caminaba entre una neblina con luces que parecían luciérnagas en todo su alrededor. Y fue entonces cuando escucho una dulce voz que pronunciaba su nombre.

— Lucas, mi amor. ¡Estás aquí conmigo!

— Celina, mi cielo, no te veo. ¿Dónde estás?

Ella se le apareció más bella que antes, radiaba dentro de una hermosa luz.

Y Lucas temblaba de emoción y a la vez sentía temor, él corrió hacia donde se encontraba su amada para abrazarla, él quería sentir el calor de su pecho, la ternura con lo que ella lo hacía vibrar, y los dos empezaron anidar sus almas en una sola, para que así, triunfara su amor.

— Celina, no quiero irme, ya no quiero regresar, ya no hay nada para mí en esa vida. Si tú ya no estás allá, no le encuentro ningún sentido.

— Lucas, ¿estás seguro de querer quedarte aquí conmigo?

— ¡Sí!, el amor que siento por ti mi amada, es profundo, genuino y estaba ansioso porque mi corazón deseaba verte.

—Entonces amado mío, ¡Que así sea!

Y Lucas ya no regreso de ese sueño profundo mágico, que le había obsequiado el ángel.

Encontraron a Lucas sin vida, sentado sobre el pasto junto a la tumba de Celina, donde no encontraban explicación ni respuestas, el suceso era un misterio, porqué había personas que aseguraban haberlo visto en ciertos lugares de la ciudad, muy lejos del cementerio.

Y con la hora exacta de su fallecimiento según los peritos que dictaminaron los médicos forenses, era imposible que él estuviera en varios lugares al mismo tiempo de la hora de su deceso.

Sepultaron a Lucas en la misma fosa donde estaban los restos de su amada, y en su lápida escribieron:

“Aquí duermen Lucas y Celina, quienes se amaron hasta el final de sus vidas.”

FIN

Por: Ana Alicia López Calderón