Los trabajadores de Alitalia han votado mayoritariamente en contra del acuerdo que permitía la supervivencia de la compañía. La votación tuvo lugar hasta ayer a las 16 horas y resultó negativa de forma aplastante en Milán y con menos margen en Roma. Así, pues, si no hay un cambio de postura por parte de los accionistas y del Gobierno, si se cumple lo anunciado, hoy el Consejo de Administración de la aerolínea inicia el proceso de liquidación y cierre que deberá durar unos meses. Pero estamos hablando de Italia y siempre en este país hay sorpresas. Como sorpresa fue esta votación, contraria a lo que votaron los propios sindicatos con la empresa.

La participación fue abrumadora, con aproximadamente una participación del 87 por ciento de los trabajadores tomando parte en la decisión. Apenas una hora después del cierre de las urnas, desde Milán se sabía que la votación había sido abrumadoramente negativa (80 por ciento contra el acuerdo). A las 18 horas, el Primer Ministro, Paolo Gentiloni, se reunía en el Palazzo Chigi con el ministro Delrio para estudiar qué ocurriría con la aerolínea, lo que empezaba a apuntar a una crisis de la que no se sabían aún los detalles. Los medios de comunicación titulaban: “El voto negativo da miedo”. Otros sugerían que el ambiente era pesimista. Sobre las 19 empezaron a aparecer resultados de Roma, igualmente negativos, con proporciones abrumadoras. En una mesa, de 800 votos, unos 700 eran por el ‘no’ y el resto, afirmativos. Los resultados definitivos se supieron cerca de la medianoche.

Los trabajadores tenían que votar si aceptaban o no el último acuerdo entre empresa y sindicatos del pasado 14 de abril, por el que la empresa reducía los despidos a algo menos de mil y sólo iba a bajar los salarios un 8 por ciento, para recuperar la competitividad. Igualmente, el plan quinquenal de la compañía exige reducir el negocio de corto radio y apostar por el de largo recorrido, paralizando parte de la flota de A-320.

Si esta propuesta era aceptada, los bancos pondrían el dinero (900 millones adicionales) para sacar la aerolínea adelante y, probablemente, después traspasarla a Lufthansa, que está posicionada para quedarse con la italiana. Pero si la propuesta era rechazada, como finalmente ocurrió, tanto los accionistas como el Gobierno habían dicho que dejarían que Alitalia cerrara porque no están dispuestos a mantener la situación. En todo caso, sin una aportación urgente de capital, la compañía se quedará sin liquidez en cuestión de días, según se ha venido informando.

Así, Alitalia podría ser, tras la griega Olympic, la primera aerolínea de bandera que cierra por la competencia de las low cost y el nuevo modelo de negocio que han implantado estas compañías de bajo coste.