Es usual encontrarse a numerosos venezolanos en todas las calles de nuestra ciudad buscando las maneras de sobrevivir en un país que no tiene la capacidad para minimizar el trabajo informal de sus mismos compatriotas.

La situación acuña para los cartageneros algo muy paradójico, ya que el trabajo informal que se desarrollaba con grandes esfuerzos para la supervivencia de nuestros “nativos ”, se ha visto trastocado por el éxodo de venezolanos; como producto de la mala situación que se vive en nuestro país hermano.

Pero ¿Qué es lo más correcto desde nuestra conciencia y moral en cuanto a la ayuda para esta masa poblacional que subsiste del trabajo informal? ¿Es factible determinar a quienes de acuerdo a su aspecto físico o capacidad para captar la atención se les debe ayudar? Estas preguntas nos ponen a mirar cómo está siendo nuestro actuar conforme a hacer obras de misericordia y de ayuda al que más lo necesita.

“Es por eso que dejamos de ayudar ya a los “nativos” que día a día se montan en los buses por darles las monedas a los venezolanos” . Esta gran paradoja que vive en el transporte principalmente ha creado un impacto negativo en las finanzas de los trabajadores informales “nativos”, trastocando la canasta básica familiar de estos la cual se rige siempre por (arroz, huevo, banano, platanito y salchichón), que entre otras cosas no aportan a la buena alimentación de estos.

Si a esto se le suma, el corresponder en las otras esferas de la vida de las personas que se benefician directamente de estos trabajadores; tal es el caso de los (las) compañeras sentimentales, hijos, sobrinos y abuelos con base a la tipología de familia de cada habitante insertado en el mercado laboral de carácter informal; acuña un grave problema.

El trasfondo debe emerger para realizar acciones concretas para atender esta problemática que está ya afectando el desarrollo de nuestra ciudad pobre, marginada pero sobre todo excluyente entre los que más tienen en contraposición a los que menos tienen.

El llamado es para que la población nativa y no nativa siga ayudando y tendiendo la mano, pero primordialmente a los entes territoriales de nuestra ciudad a que creen esos mecanismos para atender esta problemática sin darle prioridad a unos sobre otros sino a sentarlos como iguales para que nuestra ciudad vea en esta situación la oportunidad de crecer y desarrollarse bajo las propias dinámicas y particularidades que nos hacen única y diferentes del resto del país.

Por: Edwin Rafael Nieto Olivo
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