Ella creció con amor incondicional de sus progenitores, su infancia fue estupenda en comparación a miles de niños que no han tenido el fastuoso privilegio de crecer en el preciado paisaje de afecto familiar.
Su preparación académica fue formidable, de sus padres siempre recibió el agradable apoyo para estudiar la carrera que siempre quiso, antes de finalizar su carrera profesional ya había encontrado empleo, logró lo que muchos no obtienen tempranamente, quizás su simpatía y fabuloso corazón la coronaron con éxito correspondido.
Después de tanto desvelo y firme esfuerzo, felizmente hacía realidad una de sus principales metas concluir su amada profesión, sus padres se sentían sumamente orgullosos del triunfo de su primogénita, ella con sonrisa eterna de niña al universo entero contagiaba de felicidad.
El triunfo no distingue; nivel económico, sexo, color de piel, religión ni política, la mirada del triunfo es para todos pero no todos seguimos su mágica mirada, yo admiro al hombre triunfador, que nació de la nada, creció de la nada y ahora vive en sorprendente éxito.
Mi admiración totalitariamente es para la mujer emprendedora; ella que es madre, esposa, profesional, maestra, doctora, artista y empresaria, aparte de todo lo mencionado también son inspiración del hombre pero más del que las ama por las centenas y centenas de encanto que hacen engrandecer nuestras vivencias cotidianas.
Triste la vida del hombre que desprecia la presencia y afecto de su amiga, amante y esposa, el aporte al desarrollo, económico, cultural y académico es brillante y de incalculable precio, es indignante que muchos no valoren el fantástico trabajo que ellas realizan.
A ésta dama que desde muy temprana edad conoció el éxito, llegó un momento en su vida que despertó su corazón y comenzó a encenderse lo inenarrable, ese sentimiento que es difícil de expresarlo verbalmente, cuando se vive y se siente te sientes espléndido en el jardín de las bellezas y riquezas más exquisitas que cualquiera puede explorar.
Ella conoció a un joven simpático y desde ahí ambos descubrieron el sentimiento que despierta sensaciones por todo el cuerpo y pensamiento, después de varios años de noviazgo decidieron avanzar al plan “b”, y decidieron casarse y disfrutar mutuamente unidos de lo dulce y tierno de la vida, ella pensó que sería feliz perennemente porque se había enamorado de un hombre que era lo mejor para ella, él era de su misma edad y admirable empresario, una vez que se casaron ella fue clave para el brillante crecimiento de su empresa…
Después de (4 años) de casado se divorciaron, ella se cansó de tanto abandono, él siempre vivía ocupado y el tiempo que le brindaba a su amada era mínimo, se sintió tan solitaria que prefirió emprender nuevo destino…
Muchos creen que el dinero en abundancia es plena felicidad, el dinero únicamente es un condimento de la dicha, cuando este señor se enteró que perdió a su amada fue muy tarde, después de haberse ido ella, su empresa fracasó por pésima administración, ella y él vivían de apariencia, él le daba toda clase de lujo material, pero nunca le dedicaba tiempo especial e ideal para amarla tal como se lo merecía, ellos no tuvieron hijos.
Después ella se enamoró de un varón de pocos recursos económicos pero el cariño que le demostraba era más valioso que todo el dinero y joyas del universo reunido en un mismo lugar, al año de estar juntos tuvieron el primogénito de ambos. La vida sentimental del empresario y artista casi siempre es de excesiva apariencia, ¡cuanta nostalgia por ellos!.
Por: Carlos Javier Jarquín
El chico poeta