Es por eso que las personas infectadas con el VIH tienen que gastar toda la vida en medicamentos caros, porque el virus puede tardar sólo semanas en regresar a su estado latente si se detiene el tratamiento.

Esos desagradables depósitos secretos creados por el VIH se encuentran en células inmunes de larga vida conocidas como células T en reposo. Debido a que el virus secuestra estas células e integra su material genético en el ADN del paciente, hace que las células T del reservorio sean extremadamente difíciles de localizar.

Un equipo de científicos franceses ha conseguido alcanzar este importante hito en la investigación del VIH descubriendo un biomarcador que existe sólo en la superficie de las células T que albergan el virus latente.

«Desde 1996, el sueño ha sido matar a estas células desagradables en la clandestinidad, pero no tuvimos forma de hacerlo porque no teníamos forma de reconocerlos», asegura Monsef Benkirane de la Universidad de Montpellier en Francia.

El equipo de Benkirane descubrió que una proteína específica, llamada CD32a, se encuentra en la superficie de las células T con una infección latente por VIH, pero no se localiza en células T no infectadas o incluso en células T con VIH activo.

Esto es enorme, ya que tener CD32a como un biomarcador del VIH significa que los científicos tienen una mejor oportunidad de rastrearlos en la sangre de un paciente. Armados con tal conocimiento, los científicos podrían encontrar formas de deshacerse de estos nidos de VIH para siempre.
Por desgracia, no es un arma humeante en todos los casos, ya que la proteína se encontró sólo en alrededor de la mitad de todas las células T latente infectado. Pero es un primer paso muy alentador en la larga búsqueda de un marcador que podría ayudarnos a localizar el desagradable virus una vez que se esconde.

Todavía es demasiado pronto para decir que estamos en el camino de una cura real contra el VIH, pero la noticia es muy emocionante para los investigadores que han estado martilleando este problema durante décadas.