Chandra Sekhar Tiwary, investigadora postdoctoral de Rice del Indian Institute of Science de Bangalore, utiliza un molino criogénico de baja temperatura, para pulverizar los residuos electrónicos, principalmente los chips y los polímeros que componen las tarjetas de circuitos, en partículas ultra pequeñas, a las que ha denominado nano polvo.
Tanto las placas de los circuitos electrónicos, como los ratones y cualquiera de los componentes de un ordenador, pueden transformarse en nanopolvo que luego se separa con facilidad logrando un reciclaje más completo y eficaz.
El proceso es el tema de un documento publicado en la revista Materials Today la coautoría del mismo pertenece a Pulickel Ajayan y Chandra Sekhar Tiwary del Instituto Rice y a los profesores del Instituto Indio Kamanio Chattopadhyay y DP Mahapatra.
Los investigadores pretenden reemplazar los procesos actuales que implican que los elementos electrónicos obsoletos acaben en vertederos donde se los quema o se tratan con productos químicos para recuperar metales y aleaciones valiosas, ninguno de los cuales es un método amigable o respetuoso con el Medio Ambiente.
Los investigadores estiman que los llamados desechos electrónicos crecerán un 33% durante los próximos cuatro años y en 2030 serán más de mil millones de toneladas. Aproximadamente el 80% de por ciento de los desechos electrónicos a menudo tóxicos terminan en un incinerador o un vertedero.
En frío
El proceso se hace a bajas temperaturas dado que los materiales fríos son más frágiles y más fáciles de pulverizar, conformando una mezcla homogénea de polvo (cuyos elementos no se combinarán entre sí) como resultado final de la molienda que puede separarse con métodos muy económicos y poco contaminantes, logrando reciclar casi el 99% de los componentes.
En la prueba que ilustra el documento se emplearon los componentes internos de los ratones de laboratorio. El crio-molino contenía gas de argón y una sola bola de acero como elemento de ruptura. Dentro del contenedor la temperatura se mantuvo constante a -120ºC gracias a un flujo continuo de nitrógeno líquido.
Según la fragilidad de los componentes, la bola pulveriza primero los polímeros, luego los metales y finalmente los óxidos, para lograr una masa de polvo cuyas partículas tienen un espesor que varía de 20 a 100 nanómetros. El proceso puede tardar unas tres horas y las partículas finalmente se introducen en agua para comenzar a separarlas y reciclarlas.