La primera anécdota que ha convertido al matrimonio conformado por el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su mujer Angélica Rivera, en el máximo exponente de «esas parejas que no saben comportarse en público», ocurrió durante la visita de Estado de los Reyes de España al país azteca.
El suceso, al que la prensa mexicana tachó de «bochornoso» y «fuera de lugar», tuvo lugar en el Museo de Guadalupe en la ciudad mexicana de Zacatecas. Allí, Angélica Rivera, se molestó cuando trató de agarrar a su marido por el brazo y este no le aceptó el gesto (no se sabe si de forma premeditada o simplemente porque no se percató).
Instantes después, el mandatario trata de redimirse y busca la mano de su esposa para continuar con la visita. La respuesta de la primera dama: una mirada fulminante.
Este primer capítulo dentro de la historia -que más parece un capítulo de las novelas que ella protagonizaba-, y en la que parece estar sumido el matrimonio Peña Nieto-Rivera, tiene una secuela, con Paris como escenario y la celebración del Día Nacional de Francia como contexto.
Tras saludar al mandatario francés, François Hollande, las imágenes captaron el momento en el que Angélica Rivera trata de agarrar a su marido, en un gesto que se podría interpretar como cariñoso, y este le niega el arrumaco con un movimiento brusco.
A propósito de estos desplantes presidenciales, recogemos una lista de cosas que las parejas no deberían hacer en público.
1. Romper la relación
Las rupturas son un momento muy doloroso para los miembros de una pareja. También muy incómodo para los presentes si se hace en público, ya que se les obliga a tomar partido en este momento tan personal y emocional.
Elegir romper con la pareja rodeado de gente es, además, una falta de respeto para todos los presentes, ex pareja incluida.
2. Discutir acaloradamente
Hay ciertos platos que se deben lavar en casa. Uno de ellos son las discusiones. Es normal tener desavenencias con la pareja mientras se está en público. El problema no es ese, sino cuando estas salen fuera de control y alcanza unas dimensiones desproporcionadas, con gritos, insultos y malas contestaciones incluidas. Este tipo de situaciones hacen que el resto de acompañantes se sientan incómodos.
Por supuesto, no hace falta decir que, en estos casos, no se debe nunca, bajo ningún concepto, involucrar a los presentes en la pelea. Las cosas de pareja se resuelven entre los dos, el resto de personal sobra.
3. Besarse apasionadamente todo el tiempo
Darse besos de cariño, hacerse arrumacos, caricias, cogerse de la mano, abrazarse. Está bien tener gestos de cariño con la pareja, sin duda es signo de compenetración y complicidad. Sin embargo, todo tiene un límite. No resultan agradables aquellas parejas que cuando tienen que compartir tiempo con otras personas, se meten en una burbuja de amor a la que el resto de personas no están invitadas y se babosean como si no hubiera mañana.
Eso se hace en la intimidad porque para los demás resulta desagradable tanta ida y venida de babas y tanto gesto explícito de cariño.
4. Degradar a la pareja
Ser testigo de este tipo de gestos entre dos personas que supuestamente se quieren es vergonzoso, irritante y muy desagradable.
Hay parejas que, cuando están acompañadas, tienden a hacerse comentarios fuera de lugar e hirientes que tienen un objetivo claro: degradar y minar al otro.
Esta actitud, además de ser irrespetuosa y bochornosa con la pareja, puede provocar el enfado y la molestia de las personas con las que se está compartiendo espacio, más si son amigos, hasta el punto de ser un motivo de romper la relación de amistad. Y es que a nadie le gusta presenciar cómo alguien humilla a otro delante de sus ojos y no hacer nada al respecto.