En el desarrollo cognitivo y de la identidad de las personas, las fijaciones mentales son determinantes, pero ¿qué son esas fijaciones?; en realidad son una serie de aspectos sean relación de percepciones, de preferencia y valores sociales, culturales, morales y hasta de tipo espiritual (además recordemos que, somos seres evolutivos y programables).

Lo anterior, influye en el carácter, temperamento y en la inclinación sexual del ser humano, desde sus primeras etapas de viva; de allí que, determina los roles de género. Es más, se han dado casos, donde una madre quiso tener una niña pero al ver que solo le nacen varones, han optado por vestirlos como niñas e incluso les compran muñecas y artículos femeninos, entonces esos niños en dado momento se han sentido niñas, y en la edad adulta se han declarado mujeres; de forma inversa ha ocurrido, donde el padre o la madre deseaba un varón, pero al nacer una niña se le condiciona como hombres y eso les ha distorsionado la verdadera sexualidad.

Entonces, en la niñez, es muy importante que los padres de familia traten de enseñar cosas que reafirmen, la auténtica y sana personalidad. También, se debe enseñar a niños y adolescentes, el orden de las cosas, el cuidado y protección de animales, plantas, el respeto y cortesía ante los demás, la buena comunicación y entendimiento, así como el valor de compartir juegos sanos y la importancia de ser solidarios.

Lamentablemente, esa serie de cosas, se están perdiendo de forma alarmante, toda vez que los niños se “consumen” en sus celulares y computadoras. Los especialistas, se están preocupando al ver que, ya muchos adolescentes son esclavos de juegos virtuales, al punto de que se han proliferado los casos de suicidio, depresión, agresión y crímenes contra otras personas, ¿la razón?, son personitas llenas de fijaciones mentales nocivas.

Además, la televisión y el cine fomentan la violencia, intolerancia, libertinaje, el acoso sexual y hasta se minimizan la importancia de los principios, morales y espirituales.
Nuevamente, se hace el llamado a los padres y madres para que mediten en estos aspectos, si quieren evitar conflictos serios cuando sus hijos sean adultos.

En la historia se registra que Calígula (Cayo Julio César Augusto Germánico), desde niño fue llevado a acompañar a las tropas o legiones romanas, por lo cual estuvo expuesto a ver el proceder de los guerreros, y eso le generó más tarde, una conducta sanguinaria (fijación de violencia) contra el pueblo romano. En la cultura espartana, lo común era preparar a los niños para las guerras, por eso, la fijación mental guerrera, sería lo normal.

Volviendo a aspectos más generales, se sabe que, los niños varones abusados sexualmente es posible que opten en repetir esas actitudes, en el caso de niñas, por tendencia se sienten impuras, y en cambio sufren una fijación que las pueda llevar a prostituirse, y a vivir promiscuamente, o asumir conductas lésbicas.

Entre otras cosas, si a un niño se le dice repetidamente que es tonto, es sucio o desordenado, es posible que eso le refuerce la actitud negativa, similar al pobre elefante que está atado a una estaca con una cuerda. Entonces, si se le quita la cuerda o amarra, es posible que el elefante de siempre vueltas a la estaca, al creer que aún está amarrado.

En otros casos, la fijación de ideas negativas, causan la contra fijación mental, o sea, si le dicen a un individuo que no es apto para tal cosa aun sin haberlo sometido a pruebas de habilidad, es posible que esa persona cometa muchos errores, en tal o cual labor. Adolfo Hitler, al verse rechazado por los académicos del arte y ridiculizado, quizás sin pensarlo conscientemente, cayó en un sentimiento de fijaciones vengativas, que lo llevaron a tratar de dominar el mundo.

Pero si mediante palabras motivadoras se nos dice que lograremos las cosas, es casi indudable que así será. Claro, hay aspectos que no se pueden cambiar tan fácilmente, como el de querer más estatura o ser menos altos, entre otras cosas.
En otras palabras, las fijaciones mentales son más determinantes de lo que se cree, en la conducta humana.

Por: Osvaldo Corrales Jiménez
Comentarista de temas cotidianos