Las personas solitarias tienen menos actividad en una parte del cerebro que normalmente se ilumina en asociación con la recompensa. No está claro si el aislamiento social disminuye la respuesta cerebral o si las personas con menos actividad en esa parte del cerebro tienden a la soledad.

En un estudio publicado en Journal of Cognitive Neuroscience habla de cómo la soledad, es un problema emocional que crece en la sociedad cada vez más y  como consecuencia deriva a varios problemas de salud. Está relacionada con menos flujo de sangre en el cuerpo, el sistemas inmunes es más bajo, aumentan de los niveles de depresión y es una progresión más rápida de la enfermedad de Alzheimer.

Alrededor de uno de cada cinco experimentan soledad y cada vez crece más en la  sociedad moderna, aunque la naturaleza humana tenga una necesidad de conexión social.

La soledad crea un enlace de retroalimentación que aumenta la ansiedad social, el miedo y otros sentimientos negativos. Argumentan que una posible solución sería salir de esos pensamientos, el primer paso sería que  el individuo reconozca y supere el miedo que es relacionado con la conexión con los demás.

El proceso se inicia en el redescubrimiento de sensaciones positivas fisiológicas, que vienen en los momentos más simples de contacto humano.