52 mujeres, entre madres cabeza de familia, mujeres víctimas del conflicto armado, mujeres indígenas y jóvenes vulnerables, hacen parte de la planta de pelado de Asplabel. Y es que, para muchas de ellas, este no es solo un ingreso, sino también ha convertido en una oportunidad para trabajar en mejores condiciones, prosperar, escapar de la violencia y sacar adelante a sus familias.

Ese es el caso de María Chacón, quien hace cinco años llegó a Belén de Umbría tras ser desplazada de su hogar, “para una mujer trabajadora, juiciosa, que esté sola trabajando, acá sale adelante con sus hijos. Acá estoy muy amañada”, explica María.

Esto mismo siente Liliana Mejía, que con más de cinco años en la asociación asegura que pudo pagar el estudio de su hijo gracias al trabajo, “esta, además, es como una segunda casa para mí. No solo porque el trabajo me gusta, sino porque también cuento con el apoyo de mis compañeras”.

Dentro de los beneficios adquiridos por la población están un trabajo de inclusión financiera y bancarización, con el acceso a créditos de vivienda y universitarios; un incremento en los ingresos, a través de la formalización laboral; y la creación de capital social, afianzando y fortaleciendo los lazos entre las comunidades.

Lo anterior, le ha dado acceso a mujeres como María Delia Floral para comprar una casa propia en Pereira; “llevo ocho años en la asociación, antes era ama de casa y recogía café en una finca cercana al municipio, y ahora estoy feliz porque de mi trabajo puedo pagar los estudios de mi hijo, el arriendo y el lote en Pereira”, afirma María Delia.

Este proyecto le ha permitido a PepsiCo convertirse en el segundo mayor empleador de la región, después de la Alcaldía, y continuar siendo el mayor comprador de plátano del país, con compras por 13.100 toneladas al año y una inversión de más de 6 millones de dólares.