Pies descalzos y dolidos,
afectados y entumecidos por el frío,
pies de niños abandonados y maltrechos,
que recorren presurosos,
los caminos inclementes de la vida.
Pies de niños solitarios y hambrientos,
que no encuentran sosiego ni reposo
y andan por ahí, en sus trajes harapientos.
Niños con sus tristezas y sus harapos;
niños que sufren y se afectan,
al no poder portar siquiera,
unos cómodos zapatos.
Pies de niños tristes abandonados
por sus padres, y olvidados por los ricos,
que con indiferencia y sin misericordia,
ignoran las necesidades de estos chicos
Chicos que deambulan por el valle,
solitarios, macilentos y sombríos,
con sus pies descalzos y dolidos.
Que ante nuestra cruel indiferencia
recorren presurosos por la calle,
¡Los inclementes caminos de la vida!
Por: Rossi Er
(Poema ganador en el Concurso de Narradores
y poetas del Mercosur – Argentina 2018)