Un nuevo estudio, de la Universidad de Medicina Duke, mostró mayor conectividad en ciertas áreas del cerebro en personas que dejaron de fumar exitosamente a comparación de aquellos que intentaron y fallaron.

Los investigadores analizaron imágenes por resonancia magnética de 85 personas tomadas antes de que intentaran dejar el cigarro. Los participantes dejaron de fumar y los científicos siguieron su progreso durante 10 semanas.

Cuarenta y un participantes recayeron. Al analizar las imágenes cerebrales de los 44 individuos que consiguieron abatir el tabaquismo, los investigadores descubrieron que tenían algo en común, una mejor sincronía entre la ínsula (responsable de necesidades y antojos) y el área somatosensorial, una parte del cerebro que es el centro de nuestro control motriz y sentido del tacto. Es decir, que la ínsula envía mensajes a otras partes del cerebro que toman la decisión de tomar o no el cigarro.

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La ínsula, una región larga en la corteza cerebral, ha sido sujeto de muchos estudio para dejar de fumar, lo cuales han mostrado que el área se activa cuando a los sujetos se les antoja un cigarro. Otros estudios han demostrado que los fumadores que han sufrido daño en la ínsula pierden el interés por fumar espontáneamente.

Los resultados, publicados en el diario Neuropsychopharmacology, brindan información para el desarrollo de intervenciones de suspensión del tabaquismo que modulen específicamente la función de la ínsula y sugieren que dirigirse a la conectividad entre la ínsula y el área somatosensorial podría ser una buena estrategia.

El siguiente paso en la investigación será entender de forma exacta por qué una mayor conectividad entre las dos áreas cerebrales aumenta las probabilidades de éxito.