¿Puedes confiar en la cámara de tu laptop y teléfono?

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Imagina todo lo que mira tu webcam. Tiene acceso completo a tu habitación. Ve la cama y los adornos que decidiste poner en cada muro para aportarle piezas de tu personalidad. Si te gusta escuchar música o mantener activa tu computadora después de bañarte, es posible que te “espíe” mientras te cambiar de ropa.

Observa a los miembros de tu familia entrar a platicar contigo y en las noches mira el expresivo rostro que haces cuando te masturbas. Si tienes micrófono, también escucha tus conversaciones, las veces que hablas solo y la respiración que tienes con tu pareja al tener sexo.

¿Jamás habías pensado en eso?

Tampoco lo hicieron los estudiantes de dos preparatorias de un suburbio de Pennsylvania, quienes fueron espiados por los directivos de dichas instituciones por medio de las cámaras web que tenían integradas las laptop que usaban para realizar tareas, divertirse, entre otras cosas.

El problema apareció cuando Blake Robbins de 15 años fue reprendido en su escuela por comportamiento negativo en su hogar, desatando el descubrimiento de dichas actividades. Los acusados tomaron fotografías de los colegiales y las intercambiaron con otras instituciones, causando demandas que derivaron en la compensación monetaria hacia las víctimas.

Ese es el ejemplo más conocido de los riesgos de poseer webcams y saber cómo se llevó a cabo el ataque puede explicar por qué nadie debe confiar en las cámaras de ninguno de sus dispositivos, a pesar de que esté apagada o su status lo indique así.

¿Por qué no debo confiar en mi webcam?

En el caso de Blake Robbins y sus compañeros, el ataque fue simple. Todos alumnos de las instituciones Harrington High School y Lower Merion High School recibieron computadoras Apple para uso académico y doméstico. Las computadoras tenían instalado software de rastreo y la aplicación TheftTrack, que permitía saber la ubicación del dispositivo y encender la webcam de manera remota para identificar a cualquier posible ladrón en caso de que fueran robadas. El problema es que el programa no fue usado con ese fin, sino para espiar a los estudiantes.

Ahora, pensemos a gran escala

La Agencia de Inteligencia Central de Estados Unidos (CIA) ha sido responsable de espiar a millones de ciudadanos: tuvieron acceso a sus correos, registros de navegación, nombres de usuario, contraseñas, datos bancarios. Conversaciones, preferencias en Google y Facebook desde múltiples oficinas de vigilancia de ciudadanos.

No necesitaron regalar computadoras ni instalar un software de espionaje. Usaron un código y algunos de sus mejores programadores.

Lo anterior fue revelado por Edward Snowden, llamado el traidor más grande de todos los tiempos. Los documentos que liberó mostraban que la CIA junto con la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estuvieron involucradas en casos de robo y retención de información de sus ciudadanos sin su permiso ni conocimiento. El gobierno estadounidense activó remotamente cualquier software, hackear el sistema activando cámaras y micrófonos del sistema. Asimismo, fue capaz de compilar datos y fotografías.

Edward Snowden ha sido el protagonista de una saga que cuenta, literalmente, con todos los ingredientes de una clásica película de espionaje: programas gubernamentales secretos, revelaciones a la prensa, fugas y enfrentamientos entre poderosas naciones.

Snowden participaba cuando aún se enfocaba en la investigación de terroristas. Cuando vio los planes del gobierno para convertir los dispositivos del país en cámaras de vigilancia, decidió exponer el ataque y ahora vive como refugiado en Rusia.

No soy ciudadano estadounidense

La CIA tenía planeado comenzar actividades similares en otros países. Sin embargo, todos están expuestos a los riesgos que conlleva pasar el día cerca de una cámara.

No se necesitan ejércitos de hackers para ingresar remotamente a la computadora de alguien con el propósito encender su cámara y espiarlo. Existen pequeños grupos que logran entrar a distintos dispositivos y chantajear a las personas o simplemente acosarlas. De acuerdo con un reporte de la BBC, estos casos se han duplicado a 864 por año tan sólo en el Reino Unido. El número puede ser mayor en Estados Unidos y proporcional en el mundo. Con la alza de este tipo de tecnologías y ataques, en el futuro será uno de los crímenes más comunes en la red.

Todos pasan el día con un micrófono y cámara al lado. Algunos tienen computadoras con los mismos elementos frente a ellos a lo largo del día. Cualquiera es el posible blanco del espía del gobierno en turno, el criminal que desee chantajear o del acosador que nunca podrá estar junto a ellos. Si no se cubren esos ojos y se toman medidas preventivas, el futuro que planteó Orwell estará más cerca y todos serán prisioneros de la vigilancia.

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