La numeración para facilitar la identificación de los jugadores no se introdujo en los Mundialeshasta 1950 y fue, cuatro años después en Suiza, cuando se acordó que cada jugador llevase el mismo dorsal durante todo el torneo.

Sin embargo, fue en Suecia 1958 cuando el azar dotó a uno de estos números de una simbología especial. Por un error burocrático, los dirigentes brasileños no enviaron a tiempo la numeración a la FIFA y fue un dirigente uruguayo miembro del Comité Organizador de la Federación InternacionalLorenzo Villizio, el que los asignó, al parecer sin seguir ningún criterio específico.

Al portero Gilmar le dio el 3 y a un joven que iba a ser suplente ese torneo, Edson Arantes do Nascimento, el 10.

Pelé se consagró como el mejor jugador del mundo con el 10 y, desde entonces, este se ha convertido en un número emblemático; el mismo que han lucido en sus selecciones MaradonaZicoCarlos ValderramaRonaldinhoMichel PlatiniZinedine ZidaneRoberto Baggio e, en la actualidad, Leo Messi.

La asignación de la numeración, que siempre despierta expectación antes de un Mundial, también ha deparado alguna anécdota.

Argentina decidió recurrir al orden alfabético de los apellidos entre 1974 y 1986. Por eso, el “Ratón” Hugo Ayala, el velocísimo delantero del Atlético de Madrid, llevó el 2 en Alemania1974, el guardameta Ubaldo Fillol lució el 5 en 1978 o el “Beto” Alonso, ídolo de Ríver, fue el “1” en ese mismo Mundial, el mismo número que llevó Oswaldo Ardiles en 1982.

Hubo una excepción, Maradona, descartado por Menotti para el Mundial de Argentina, se reservó para  mismo el 10 en España-82 y México-86, al margen del orden alfabético. El mismo 10 que convirtió en símbolo Pelé por una jugada del destino.