Cuando el novelista colombiano Wilson Rogelio Enciso vino a México en 2022 se traía entre ceja y ceja un objetivo literario bien guardado. Además de conocer parte de este país, entregar y gestionar la donación de algunas de sus obras en varias bibliotecas, en desarrollo de su plausible iniciativa para incentivar la lectura en la juventud: ‘Una novela para cada escuela’, lo que más lo impulsaba era afinar en terreno los detalles de, hasta donde dejó entrever, dos proyectos de novelas que tienen como epicentros geográficos y culturales varias locaciones del gran México, desde el Río Bravo hasta Tabasco, con personajes que, si bien es cierto los define como de ficción social, es probable que algunos de carne y hueso anden por ahí, por tierras nayaritas, Escuinapa o Culiacán, como en la canción de José Alfredo.
Esas dos novelas, creo… están terminadas y las guarda, como otras tantas, por allá en su escondite literario para cuando les llegue el turno de salir a luz pública. ¡Ojalá sea pronto! De esa manera disfrutaremos de la magia que tuvo que haberle colocado a cada paisaje y aspecto sociocultural mexicanos que, con seguridad, transfiguró literariamente y plasmó en esas historias entreveradas.
Ansío leer cómo dibujó con palabras esas ciudades, pueblos y entonos como Río Bravo, Reynosa, Monterey, Ciudad Victoria, Tampico, Querétaro, San Miguel de Allende, Morelia, Toluca, Ciudad de México, Puebla, Cuernavaca, Chilpancingo de Los Bravo, Acapulco, Villa Hermosa… en fin, por donde estuvo fotografiando con sus sentidos y guardando en su mente los sabores, olores, colores, musicalidad y sensibilidad de estas tierras. Percepciones literarias que, además, uno suele encontrar y ‘vivir’ en todas sus obras.
Al abrir cualquiera de sus libros, nuestros sentidos perciben físicamente lo que allí Enciso fotografió con su cabeza y que luego plasmó en letras de profunda nostalgia social subcontinental, como lo describe en sus novelas, relatos y narraciones románticas. También, así lo expresa en las pocas entrevistas que da, especialmente a sus amigos de letras, que no son muchos, a todas estas.
Desde el 2016, cuando nos regaló: ‘La iluminada muerte de Marco Aurelio Mancipe’, una novela triunfadora, vino una seguidilla de publicaciones, al principio una por año. Luego, luego, una tras otra, tres en 2022 y hasta lo corrido del 2023 son dos más: ‘Sin afán ni olvido’ a comienzo de año y ahora, en marzo: ‘Historias guardadas’. Sin contar los Relatos Subcontinentales que publica, al menos uno por mes, en revistas de Europa y América, así como en redes.
En la primera de este año: ‘Sin afán ni olvido’, Enciso nos dibuja un país descuadernado que perdió la esperanza de un futuro; menos, que, de darse, este pueda ser favorable para los sin nada. Uno de los protagonistas es: Cipriano, afán no tenía, tampoco olvido. Lo movía el desquite, lo caracterizaba su frialdad pasmosa en todo lo que pensaba, hacía y decía. Enunciado con el cual el autor nos describe, a su modo, el actual sentir de un buen número de personas, donde quiera que sea, especialmente en los países subcontinentales, como los caracteriza y bautiza: Los sin nada y diría yo, también, ¡los sin futuro!
Pese a todo, en ‘Sin afán ni olvido’, al revisar entre rendijas por donde se cuelan algunas candilejas de esperanza social, el autor nos deja un mensaje que es importante encontrar y digerir bien al leer esta novela. Pero, sobre todo, para poner en práctica.
‘Historias guardadas’ es su nueva publicación. Además de su pegajosa musicalidad, propia del folclor llanero que entrelaza dos países, histórica y geográficamente siameses, que en cada página se deja oír y sentir, como ese joropo zapateado: Predestinación, es inevitable comentar que, por su temática social universal, esta vendrá a ser una obra merecedora del reconocimiento orbital.
Novela corta de lectura ágil y agradable, con pasajes en los cuales, sobre todo para los sensibles del alma, les será imposible evitar aguar la pupila. Sé que llegarán a querer a Manchas, el protagonista animal de la obra. Imposible no identificarse con la razón que esgrimió en su mente la despampanante paramuna Abigail para serle infiel ¡tres veces! a Tobías. Así como las justificaciones de este para ignorar esos deslices y perdonar y mantener la promesa de morir de viejos y al tiempo. Promesa mutua hecha desde novios y que cumplieron casi al pie de la letra.
Desde luego, es probable que algunos terminen odiando, o de pronto amando al doctor Uribia Morales, no solo por ponerle precio a la cabeza de Manchas al enterarse de que el nonagenario del Tobías le contó al minino sobre sus frondías historias de cuando fue presidente de la República, además, dos atorrantes veces, así como durante los más de treinta años que Uribia fue congresista.
Felicito a este gran escritor colombiano y le auguro éxitos universales, no solo con ‘Historias guardadas’, también, con cada una de sus magníficas obras publicadas, disponibles en Amazon.com y Autoreseditores.com.
Ojalá pronto tengamos la oportunidad de leer las dos novelas que escribió como resultado de su visita a mi México querido.
Recomiendo la lectura y difusión de su inmensa obra. Vale la pena tener sus libros en la biblioteca y disfrutar de su magia literaria tropical.
Por: Edith Hernández Villanueva
Docente, amante de las letras y gestora cultural originaria de Río Bravo, Tamaulipas, México. Doctorante en Políticas Educativas, Maestra en Educación Básica, Asesor Técnico Pedagógico con especialidad en Lenguaje oral y escrito. Investigadora, ponente, conferencista, tallerista y articulista en temas de educación y arte en Latinoamérica. Miembro fundador y directora en México de la Red Internacional de Actores por el Arte y la Educación México-Colombia (RIAAE), Directora de la Organización Cultural Art D’Riu.