Dime con quien te rodeas y te diré que líder eres

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Alguna vez te has preguntado por qué algunos equipos tienen éxito mientras que otros fracasan, a pesar de tener miembros talentosos? La respuesta radica en la fuerza del liderazgo y en la dinámica del trabajo en equipo.

A menudo creemos que, como individuos, poseemos un vasto conocimiento. Sin embargo, lo que realmente sabemos es muy limitado. Nuestras ideas están moldeadas y guiadas por el pensamiento y el conocimiento colectivo. Por lo tanto, la selección del equipo de un líder es de suma importancia.

No se puede formar un equipo fuerte con individuos débiles. Cuanto más cuidado se tenga al seleccionar el grupo con las personas idóneas, con las mejores cualidades, perfiles y características, más fácil será la tarea, ya que, el trabajo de cada líder apoya y complementa el trabajo de los demás.

Un líder efectivo debe contar con varias “manos derechas” en su grupo primario, es decir, el equipo más cercano, con el que tiene más contacto y con quien debe compartir su liderazgo. Nicolás Maquiavelo dijo: “El primer método para calcular la inteligencia de un dirigente es mirar a las personas que tiene a su alrededor”. Los líderes que están en constante crecimiento se dan cuenta de que otras personas pueden ayudarles a hacer un mejor trabajo que el que harían solos.

Si usted es quien siempre soluciona y nunca enseña a los que le rodean a pensar y a decidir por sí mismos, tendrá un grupo dependiente de seguidores. Por lo tanto, es importante centrarse en ayudar a las personas a resolver sus dificultades en lugar de resolverles sus problemas. Sea un entrenador, no un rey. Un entrenador logra lo mejor de otros, ayudándoles a llegar a lo más profundo y descubrir su potencial. Un rey solamente da órdenes.

Esta idea nos lleva a la fábula del erizo durante la época del hielo. Nos ilustra la importancia del otro. Muchos animales murieron a causa del frío. El erizo líder dándose cuenta de la situación, convenció y animo a los demás para unirse en grupos y trabajar en equipo. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, lo que justo ofrecía más calor. Por lo tanto, uno de ellos incomodo con la sangre decidió que deberían alejarse unos de otros, dejando de lado el estar juntos y entonces empezaron a morir congelados.

Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con la sabiduría del erizo líder decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación y la cercanía les ocasiono entendiendo que lo más importante en esa circunstancia era el calor del otro para poder sobrevivir.

De manera similar a cómo los erizos aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación y la cercanía les ocasionaba, entendiendo que lo más importante en esa circunstancia era el calor del otro para poder sobrevivir, se cuenta la historia de un famoso director de orquesta que fue invitado a dirigir una de ellas, compuesta por músicos altamente talentosos. Sin embargo, a pesar de su talento individual, la orquesta no lograba armonizar y su música carecía de cohesión.

El director, al darse cuenta de esto, decidió hacer algo inusual. En lugar de dirigir la orquesta desde su tarima, decidió sentarse entre los músicos. Comenzó a escuchar a cada músico individualmente, entendiendo sus fortalezas y debilidades. Luego, reorganizó la orquesta de tal manera que las fortalezas de un músico compensaran las debilidades de otro.

Con el tiempo, la orquesta comenzó a tocar con una armonía que nunca antes había logrado. La música que producían era hermosa y emocionante. El director de orquesta demostró que un líder efectivo no sólo dirige desde arriba, sino que también se coloca al nivel de su grupo, se sumerge en su equipo, comprendiendo y valorando las habilidades individuales de cada miembro.

Invito a los líderes a reflexionar sobre estas historias. ¿Cómo puedes aplicar estas lecciones en su propio equipo? ¿Estás realmente escuchando y comprendiendo a cada miembro de tu equipo? ¿Estás organizando tu equipo de manera que las fortalezas de un miembro compensen las debilidades de otro?

Recuerda, un buen líder se despoja de su ego y de sus intereses individuales y antepone los intereses de su equipo, de su organización. Ya sea que estés liderando una empresa, una comunidad, o tu propia familia, tu éxito como líder se reflejará en la fuerza y la unidad de tu equipo.

Por: Carlos Alberto Arias Baquero