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Un equipo de investigadores, liderado por la Dra. Jennifer Johnson de Virginia Commonwealth University, en Estados Unidos, sugiere que la pornografía se ha convertido en una fuente primaria de educación sexual y tiene una influencia considerable en la vida sexual de los adultos jóvenes.

La Dra. Johnson y sus colegas encuestaron a 487 hombres universitarios, entre las edades de 18 y 29, para comparar la frecuencia con la que observaban pornografía con sus preferencias y preocupaciones sexuales.

Los resultados mostraron que el 51% de los participantes se masturbaba con pornografía varias veces a la semana, el 19% la utilizaba varias veces al mes y el 13.5% acudía a la pornografía diariamente.

Descubrieron que los hombres que miraban más pornografía evocaban las imágenes vistas deliberadamente para mantener la excitación durante el acto sexual, prefiriéndola sobre los encuentros sexuales en la vida real. En otras palabras, la pornografía dejó de ser una mera fantasía para estos hombres, dictando la manera en que se involucran en conductas íntimas.

Si bien la investigación no pudo demostrar una relación causa-efecto, los expertos aseguran que la pornografía está ligada a factores contribuyentes a la violencia sexual, incluyendo la definición de masculinidad a través de la violencia, las actitudes hostiles hacia las mujeres y la desigualdad de género.

Especialmente debido a que la edad promedio de exposición a la pornografía por primera vez es de 12 años y que la pornografía más barata y fácil de acceder suele contener altos niveles de violencia haca las mujeres y promover una forma de sexualidad degradante. Los investigadores ahora pretenden determinar si las personas que miran pornografía violenta suelen participar en actividades sexuales violentas con sus parejas.

Su artículo ha sido publicado en la revista especializada Archives of Sexual Behavior.