Cuando se habla de Invasiones, se piensa en desplazados o en gente que no tiene donde vivir y que por necesidad ocupa un espacio de terreno aparentemente desocupado para proveerse un lugar donde guarnecer, pero en el caso de Cartagena de Indias la cosa parece ser distinta. Los lugares que suelen ser invadidos corresponden en gran parte a rellenos hechos por mano de hombre en los cuerpos de agua de la ciudad. Pasa uno por las carreteras, por ejemplo, La Vía al Mar y observa muchos “cambuches” que se han armando y que con el tiempo terminan convertidos hasta en negocio, como es el caso de un parqueadero que se observa en plena ciénaga en los alrededores de la Boquilla.

Cuando se ven estas “cosas” lo que se alcanza a vislumbrar es que el invasor no es quien se encuentra en el lote de terreno conformado por el relleno que han realizado en el “lote”, sino en ¿quién está detrás de todo? Mientras la Administración de Cartagena de Indias, “La Heroica”, se hace la de la vista gorda, entiende uno con el pasar del tiempo y la omisión de la Administración Local que “eso” es un “mandao” de alguien que tiene poder y que sabe la minucia del negocio en modos de adquirir la propiedad, distinta a la compra – venta y se dedica literalmente a Invadir para seguir acrecentando su “patrimonio”.

Cuanto le costara a la fecha al Distrito de Cartagena indemnizar al ocupante de los cuerpos de agua, que es recurso natural que debe, entre otras cosas estar protegido por las entidades ambientales, que también se hacen los que no ven.

Estas invasiones que han surgido en los alrededores de la ciénaga, frente a la Boquilla, muchas no alcanzan a tener el tiempo señalado por la Ley para prescribirlas y mi pregunta es, ¿qué espera el gobierno Distrital para realizar los actos de recuperación pertinentes, antes que sea demasiado tarde legal y ecológicamente hablando.

Las invasiones que son hoy por hoy uno de los negocios más prósperos en Cartagena y sus alrededores, se montan en menos de media hora, hay expertos en la materia, los mismos que saben cargar la palma y los palos para armar un rancho en media hora y contarle a cualquiera que se acerque que “tienen más de doce años” de estar en el lugar donde han llegado hace una semana apenas. Causándole dolores de cabeza al propietario descuidado que no toma medidas desde el momento de adquirir lotes de terreno. Montar la escena tiene un valor de quinientos mil pesos, y no es difícil conseguirlo, normalmente son nativos de la región o del lugar donde se encuentra ubicado el terreno, a ellos no se les llama, ellos llaman, con sólo enterarse que visitas algún predio en zonas en donde antiguos dueños venden y vuelven a revender.

Definitivamente esto de la tenencia de tierras, unida a la avaricia desmedida, ata al crimen. Recientemente escuche como un personaje de la vida local quien había vendido lotes de su lote de “graannn extensión”, se dedicó luego, sin que se supiera en primer relato que era el autor intelectual, a adelantar secuestros en contra de los nuevos adquirentes para que abandonaran los predios y mandar a los nativos a hacer posesión de los mismos. El negocio para muchos mañosos ha resultado bien con sus falsas tradiciones, sin embargo, hoy por hoy existe una ley que permite que aquellos dueños cuyos actos de adquisición de lotes u otra propiedad raíz aparecen anotados en los folios de matrícula como una falsa tradición puedan legalizar sus predios, el Decreto 2723 del 2014 asignó a la Superintendencia Delegada para la Protección y Restitución de Formalización de Tierras la función de verificar las matrículas inmobiliarias que identifican registralmente a los predios rurales y proponer las acciones pertinentes.

Al parecer cerca de un 36 % de folios de matrícula tienen antecedentes registrales que inician con falsa tradición (es decir que cuentan con título y modo respecto de actos de dominio incompleto), evidenciando un alto grado de informalidad en la titularidad de la propiedad rural, esto por una parte, y por la otra, una pregunta… ¿Qué se esperara en el Distrito de Cartagena para actuar ante las invasiones y los rellenos en los cuerpos de agua que merecen toda la debida atención?

Por: Carmen Luz Morelos Anaya
Comunicadora social, Abogada y Docente universitaria
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